Parque Minero de Almadén, Almadén- Ciudad Real
El Parque Minero de Almadén es la herencia viva de los dos mil años de la explotación de Almadén. Tras el cierre de la actividad minera en 2003, las minas más antiguas del mundo cuya actividad se ha mantenido hasta nuestros días, muestran sus secretos.
El Parque Minero de Almadén ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2012. Está declarado Bien de Interés Cultural desde 2008 por la Consejería de Cultura de Castilla La Mancha dentro del Conjunto Histórico Minero de Almadén.
La mina se extiende por debajo del pueblo de Almadén, alcanzando los 700 metros de profundidad. Estuvo en explotación de modo continuado desde la época romana hasta el año 2001, y se calcula que de ella se extrajeron más de 250.000 toneladas de mercurio.
Por su contenido histórico, científico y didáctico, el Parque Minero de Almadén, se ha convertido en un referente dentro del Turismo Industrial, una tipología que cada día atrae a más visitantes. Un viaje que descubre la historia y el modo de vida del mundo de la explotación minera de mercurio.
Las minas de Almadén están constituidas por un sistema de túneles y pozos correspondientes a diferentes períodos de tiempo, desde la antigüedad hasta los tiempos modernos.También se encuentran las áreas de procesamiento del mineral y la metalurgia, edificios administrativos y almacenes, conjuntamente con construcciones y otras instalaciones de diferentes etapas históricas.
VISITA
El mayor atractivo para el visitante es el interior de la mina, una visita guiada a través de un entramado perfecto de pozos y galerías, en grupos limitados y con todas las garantías de seguridad, que harán revivir la experiencia de los antiguos mineros en sus labores de búsqueda y extracción del mercurio. Una vez equipados con el casco obligatorio como auténticos trabajadores de la mina, la jaula del pozo de San Teodoro lleva a los visitantes a través de un ascensor a la primera planta de la mina, a 45 metros bajo tierra.
En un recorrido de más de una hora de duración que discurre por galerías que se excavaron en su mayor parte en el siglo XVIII y que formaban parte de la Mina del Pozo y la Mina del Castillo, los visitantes podrán ser testigos de la riqueza geológica de los yacimientos y contemplar las simulaciones de los diferentes métodos de laboreo de la época: las explotaciones en hurtos. El color rojizo bermellón invade las cavidades inundando la mina de sensaciones visuales, mientras que los sonidos y las recreaciones del trabajo en la mina permitirán al viajero trasladarse 200 años atrás y observar el mercurio que se halla en las entrañas de la tierra presentando incluso, en ocasiones, formas cristalizadas o las espectaculares tonalidades del mineral nativo. Un tesoro que abunda en Almadén, que posee el mayor yacimiento del mundo de este metal y que ha abastecido, durante su historia, una tercera parte de las necesidades de mercurio a lo largo y ancho de la Tierra.
Junto a las herramientas de la época se han reproducido fielmente, además, la sujeción de paredes y techos con entibaciones de madera y la explotación en bancos, que muestra cómo ascendía el laboreo siguiendo el filón, de donde se arrancaba el mineral para trocearlo en la mina antes de poder trasladarlo a la superficie, un método introducido en la segunda mitad del siglo XVIII por los ingenieros alemanes de la recién creada Academia de Minas.
La visita, que se ha limitado a la primera planta de la explotación, continúa con un recorrido por las galerías de ‘Caña de Santa Teresa’ y ‘Caña Gitana’, donde se descubre el afloramiento mineral, una explotación de testeros (macizo de mineral), el cuarto de herramientas, el socavón de la mina y el transporte del mercurio en carretones de madera. Estos corredores, que enlazaban originariamente los pozos de la mina, llevarán a los visitantes al Pozo de San Andrés, donde se ha reconstruido el gran malacate (máquina que se usaba para sacar minerales y agua), las bombas de aspiración de madera y las escalas del pozo auxiliar.
El recorrido termina antes de llegar a la galería por donde, para evitar las posibles fugas, se trasladaba a diario a los reos al interior de la mina hacia la cárcel de forzados, donde se han recreado las duras condiciones de trabajo de los presos en la explotación. El trabajo, por su peligrosidad, retrajo a muchos mineros, por lo que ante la creciente importancia del mercurio y su demanda, el empleo de trabajadores “no libres” se normalizó como mano de obra barata so pretexto de condonar las penas a los presos.
En el extremo de poniente de la mina se encuentra el embarque del pozo de San Aquilino, el más antiguo de la mina, que atravesaba una zona de fallas y explotaciones donde se ha recreado el sistema de carga en vagonetas sobre raíles y un taller del siglo XX, donde el visitante podrá ver los martillos perforadores, cascos, carburos, sierras de entibador y todo tipo de material de repuesto que se empleaba en el día a día.
A la experiencia de pasear por las galerías se une la posibilidad de ver distintos tipos de explotaciones; los pozos de San Teodoro y San Miguel, que sale a la superficie entre las casas de Almadén y que se usa aún hoy día para hacer “respirar” a las galerías; accesos desde ambos lados del cerro; los socavones y bóvedas de ladrillo que fortificaron la mina y permitieron acceder hasta la duodécima planta, u observar elementos únicos como el Baritel de San Andrés. Esta espectacular obra arquitectónica está abierta en la piedra y por ella se accedía a la Mina del Castillo y en la que se instalaba una máquina de tracción animal, reconstruida para el Parque, que permitía extraer el mineral.
Más adelante, los visitantes se adentrarán en el pozo de San Joaquín, la parte más moderna de la mina, sobre el que se alzó un castillete hoy en día visitable. Al término de la visita, a 16 metros bajo la superficie, el visitante se traslada en un tren minero hasta el recinto de la metalurgia, los Cercos Mineros, por el mismo camino que recorría el mineral en la segunda mitad del siglo XX.
Espacios únicos, escondidos e inaccesibles, como la Mina Fúcar, la parte más antigua de la explotación, cuyos accesos fueron devastados por un incendio en 1755, hacen de la visita al conjunto de las minas un recorrido por la historia de la minería en la comarca que esconde secretos y tesoros al alcance de la mano enterrados a más de 700 metros de profundidad. Un viaje sensorial y emocionante que descubre un patrimonio mineral, cultural y etnológico sin igual en el corazón castellano-manchego.
LOS CERCOS MINEROS
Se trata de las primeras instalaciones mineras de superficie, un recinto cerrado donde se protegían las herramientas, la leña y el azogue (nombre antiguo del elemento químico mercurio) de los posibles robos que pudieran producirse. En la actualidad se puede contemplar el Cerco de San Teodoro, donde se encuentran los antiguos hangares y talleres, la oficina técnica o el Centro de Interpretación de la Minería.
En el Cerco se sitúa asimismo el Centro de Recepción de Visitantes, el lugar de entrada y salida del parque minero, punto de encuentro y área de descanso. El Centro cuenta, además, con la sala de la mina de Almadén, destinada a mostrar las dimensiones y el proceso de explotación y que combina una presentación audiovisual con una gran maqueta y un navegador virtual que ofrece más información sobre cada rincón de la mina. Alberga una cafetería restaurante y la tienda de recuerdos y librería. Contiene también la obra Lágrimas de lluvia de Javier Velasco, que reelabora una de sus obras más aplaudidas a partir de la presencia de mercurio en un estanque sobre el que están casi detenidas las gotas de cristal.
Otro de los cercos conservados es el de Buitrones, bajo el que se halla el pozo de San Joaquín. Este Cerco es el más antiguo y se construyó en torno a los hornos de destilación, los “buitrones”, donde está la Puerta de Carlos IV, que se edificó bajo el reinado del monarca en 1795 y que fue la entrada principal del Cerco, desde donde salían las carretas de bueyes y las recuas de mulas que transportaban el mercurio a Sevilla para la minería de plata mexicana. Los visitantes seguirán el mismo recorrido que los minerales extraídos en la mina hasta los hornos de destilación, pasando por las instalaciones metalúrgicas de la Puerta de Carros, los Hornos Tejeras, Pacific y Bustamante, donde el mercurio se sometía a un proceso de tostación para obtener el mineral metálico.
La salida a superficie se realiza por medio de un tren de vagonetas habilitado para el transporte del público, continuando la visita con las instalaciones de exterior, hornos de Alúdeles siglo XVII, puerta de Carlos IV, puerta de carros con su calzada y su horno de tejeras, para pasar posteriormente al Museo del Mercurio donde se encuentran salas dedicadas a la geología y paleontología de la zona, experimentos interactivos de la física y química del mercurio, la historia de la metalurgia de este metal y el transporte hasta América.
Dentro del Cerco de Buitrones se encuentra también el Museo del Mercurio, en el antiguo almacén de azogue, donde el visitante podrá contemplar fósiles, rocas y minerales de Almadén y sus alrededores, conocer la evolución de los hornos de mercurio, las propiedades y aplicaciones industriales y científicas de este metal y la historia de las Minas.
Finaliza la visita retornando en minibuses eléctricos de pasajeros al Centro de Visitantes, donde podrán adquirir numerosos recuerdos relacionados con la visita además de otros servicios de cafetería, aseos, información, etc.
REAL HOSPITAL DE MINEROS DE SAN RAFAEL
Se encuentra fuera de los cercos pero está encuadrado dentro del proyecto del Parque Minero de Almadén. El hospital estuvo en funcionamiento de 1774 a 1975, cuando quedó abandonado hasta su restauración en 2002. Fundado por el Superintendente Francisco Javier de Villegas en 1752, el Hospital de San Rafael es uno de los primeros hospitales en España que contó con una estructura asistencial profesionalizada. Además, se ha caracterizado por ser un centro de investigación de la principal enfermedad producida por el mercurio, el hidrargirismo, y es que ya desde finales del siglo XVIII los médicos del hospital describían las graves consecuencias que ocasionaba en la salud de los mineros la inhalación de los vapores del mercurio.
Actualmente el Hospital de Mineros de San Rafael alberga el Archivo Histórico de las Minas, donde se conservan importantes documentos y planos de las minas de los siglos XVIII al XX, y el Museo del Minero. Una muestra que permite descubrir la vida y costumbres de los mineros de la población de Almadén, y su salud, haciendo especial hincapié en las enfermedades derivadas del trabajo en la mina. El visitante podrá observar además una recreación del inicial hospital de la cárcel, conocida como La Crujía, donde se trataba a los forzados, enfermos habituales por la dureza y peligrosidad de sus trabajos.
El edificio cuenta también con una sala para exposiciones temporales y una sala de conferencias.
INFORMACIÓN
- Duración estimada de la visita: 2:30 a 4 horas.
- Indumentaria: ropa y calzado cómodos para caminar por el interior de la mina.
- Acceso para personas de movilidad recudida, excepto para el recorrido interior de la mina.
HORARIO
De MARTES a DOMINGO (Lunes cerrado)
Verano:
De mayo a septiembre.
10:00 a 14:00 16:30 a 19:30
Invierno:
De octubre a abril
10:00 a 14:00 15:30 a 18:30
Precios ( 2014)
• Individual adulto (> 15 años): 13 €
• Individual infantil (acompañados) 10 €
• Grupos * y mayores de 65 años: 11 €
• Grupos de mayores de 65 años y de estudiantes: 9 €
* a partir de 12 personas con reserva previa.
* Se recomienda reservar por teléfono la visita del Parque Minero.
* No está permitida la entrada a la mina a niños menores de 5 años.
Parque Minero de Almadén
Cerco de San Teodoro s/n.
926 265 000
Fuente y fotografías: MAYASA